LECCIÓN 267 – 24 de Septiembre
Mi corazón late en la paz de Dios.
1. Lo que me rodea es la vida que Dios creó en Su Amor. 2Me llama con cada latido y con cada aliento; con cada acción y con cada pensamiento. 3La paz llena mi corazón e inunda mi cuerpo con el propósito del perdón. 4Ahora mi mente ha sanado, y se me concede todo lo que necesito para salvar al mundo. 5Cada latido de mi corazón me inunda de paz; cada aliento me infunde fuerza. 6Soy un mensajero de Dios, guiado por Su Voz, apoyado por Su amor y amparado eternamente en la quietud y en la paz de Sus amorosos Brazos. 7Cada latido de mi corazón invoca Su Nombre, y cada uno es contestado por Su Voz, que me asegura que en Él estoy en mi hogar.
2. Que preste atención sólo a Tu Respuesta, no a la mía. 2Padre, mi corazón late en la paz que el Corazón del Amor creó. 3Y es ahí y sólo ahí donde estoy en mi hogar.
"COMENTARIOS A LAS LECCIONES" de Robert Perry y Ally Watson
Comentario
Comentario
Ésta es
una lección corta, pero muy poderosa. Es una de esas lecciones muy positivas
que dice cosas maravillosas acerca de nosotros. Si os parecéis a mí, y estoy
seguro de que en cierto modo sí, a menudo al leer una lección como ésta, hay
como una especie de filtro mental actuando. La lección dice: “Ahora mi mente ha
sanado”, e inmediatamente la corriges: “Bueno, ha sanado en parte” o “Algún día
sanará” o “Mi mente está en el proceso de ser sanada”. Quitamos valor al
significado. Cuando dice: “La paz llena mi corazón e inunda mi cuerpo con el
propósito del perdón”, nos sentimos tentados a negar que es así y pensamos: “La
paz no llena mi corazón”. El ego está continuamente intentando negar la verdad
acerca de nosotros.
Lo que
el Curso está diciendo acerca de nosotros no encaja con la imagen que tenemos
en nuestra mente. La opinión tan mala acerca de nosotros mismos que
continuamente intentamos mantener es uno de nuestros problemas más importantes.
Cuando hacemos una meditación del Libro de Ejercicios, abandonar esa pobre
imagen es lo que necesitamos practicar durante un rato. El Curso nos dice
constantemente que activamente impedimos que llegue a nuestra consciencia una
idea verdadera de Quien somos y de Lo Que somos. Las meditaciones del Libro de
Ejercicios son parte de nuestro entrenamiento en abandonar la imagen que nos
hemos inventado acerca de nosotros mismos, y en lugar de ella aceptar el Pensamiento
que Dios tiene de nosotros. En algún lugar dentro de cada uno de nosotros hay
un ligero resplandor de reconocimiento de que este párrafo habla de nosotros y
no sobre un santo muy lejano. Es esa pequeña chispa, como el Curso la llama,
que el Espíritu Santo quiere convertir en una llama.
De eso
trata el Curso. Nuestra valoración de nosotros es increíblemente mala, nos
menospreciamos. “Soy un mensajero de Dios”. De verdad lo soy. Puede que me
sienta mucho menos que eso, pero siempre soy ese mensajero. Siempre tengo todo
lo que necesito para salvar al mundo.
Hoy, al
leer esta lección, intenta no corregir la lección en tu mente. Cuando dice:
“Ahora mi mente ha sanado”, deja que eso sea verdad para ti ahora. No te
preocupes por cómo pasaste ayer todo el día. No te preocupes por cómo estará tu
mente después de la meditación. Deja que sea verdad en este momento. Estate de
acuerdo con la manera en que Cristo te ve, y respóndele: “Sí. Ahora mi mente ha
sanado”.
Lee
despacio, para darte tiempo a absorber cada frase. Necesitamos tiempo,
principalmente para localizar las respuestas negativas que la mente del ego
inventará, y simplemente ¡no le hagas caso! No luches ni discutas con el ego.
Únicamente decide, durante estos pocos minutos, no escucharle. Únicamente
decide, durante estos pocos minutos, escuchar la Voz que habla en favor de
Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario