LECCIÓN 220 – 8 de Agosto
No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como Dios me creó.
1. (200) No hay más paz que la paz de Dios.
2Que no me desvíe del camino de la paz, pues ando perdido por cualquier otro sendero que no sea ése. 3Mas déjame seguir a Aquel que me conduce a mi hogar, y la paz será tan segura como el Amor de Dios.
4No soy un cuerpo. 5Soy libre.
6Pues aún soy tal como Dios me creó.
"COMENTARIOS A LAS LECCIONES" de Robert Perry y Ally Watson
Comentario
Comentario
Vernos
como un cuerpo es estar en conflicto. La paz sólo puede encontrarse en Dios.
Buscar la paz en el mundo físico está condenado al fracaso, porque el cuerpo es
una expresión de conflicto.
La
oración de esta lección de repaso habla de no desviarnos del “camino de la
paz”. ¿Qué significa eso? Está claro que se refiere a cualquier estado no
pacífico de la mente, cualquier pensamiento de enemistad, ira, odio o ataque.
El Curso nos pide vigilancia mental, observar nuestros pensamientos en busca de
cualquier cosa que se oponga a la paz y, tan pronto como se encuentre un
pensamiento así, llevarlo a la Presencia del Espíritu Santo para que sea
sanado. Se nos dice que pensemos lo siguiente: “No es esto lo que yo quiero.
Quiero la paz de Dios”. Así que cuando notemos que nuestros pensamientos
tienden al conflicto respondemos. Quizá oramos: “Que no me desvíe del camino de
la paz”.
Sin
embargo, desviarme del camino de la paz incluye más que el ataque abierto. El
ego puede disfrazar el ataque de maneras muy ingeniosas, ciertamente el Curso
ve incluso nuestras relaciones de amor especial, nuestro falso perdón, y
nuestros intentos de empatía como ataques disfrazados. Si no hay más paz que la
paz de Dios, entonces buscar la paz por algún otro camino es un aferrarse al
ataque. Si únicamente hay un camino a mi meta, y elijo no seguir ese camino,
estoy eligiendo la dirección opuesta a mi meta. Se trata de buscar paz por
medio de la guerra, lo que es imposible. Por ejemplo, el ego a menudo busca una
paz ilusoria por medio de la fuerza, intentando dominar la situación física o
mentalmente. No podemos encontrar la paz intentando atemorizar al mundo para
que obedezca. Siguiendo esa dirección, no nos estamos encaminando a la paz, nos
hemos perdido.
El
camino a la paz de Dios es seguir al Espíritu Santo, “seguir a Aquel que me
conduce a mi hogar”. Cuando intentamos solucionar nuestros problemas por
nuestra cuenta, no estamos siguiendo el camino a la paz:
El ego siempre intenta perpetuar el conflicto. Es sumamente ingenioso
en encontrar soluciones que parecen mitigar el conflicto, ya que no quiere que
el conflicto te resulte tan intolerable que decidas renunciar a él. (T.7.VIII.2:2-3)
Intentar
utilizar nuestro propio ingenio para resolver el conflicto es otro modo de
desviarnos del verdadero camino a la paz.
Hoy,
cuando parezca que surge un problema, que recuerde la lección: “No hay más paz que la paz de Dios”. Que
busque de inmediato la paz, pero no a mi manera: Que me vuelva al Espíritu
Santo dentro de mí y Le pida que Él me guíe.
Cuando sientas que la santidad de tu relación se ve amenazada por
algo, detente de inmediato y, a pesar del temor que puedas sentir, ofrécele al
Espíritu Santo tu consentimiento para que Él cambie ese instante por el
instante santo que preferirías tener. Él jamás dejará de complacer tu
ruego. (T.18.V.6:1-2)
Gracias por tu aportación de esta página web :). La estoy utilizando para subir la lección diaria a un grupo en Facebook, la sección Comentario aporta mucho valor también. Gracias por tu gran labor :)
ResponderEliminargracias estoy mas tranquila mentalmente y estoy progresando de forma paulatina...me siento bien muchas gracias...
ResponderEliminarGracias infinitas. A diario me refuerzo con sus valiosos comentarios.
ResponderEliminar