LECCIÓN 87 – 28 de Marzo
Nuestro repaso de hoy abarcará estas ideas:
1. (73) Mi voluntad es que haya luz.
2Hoy haré uso del poder de mi voluntad. 3No es mi voluntad andar a tientas en la oscuridad, temeroso de las sombras y amedrentado por cosas invisibles e irreales. 4La luz será mi guía hoy. 5La seguiré a donde me lleve, y contemplaré únicamente lo que me muestre. 6Éste será el día en que experimentaré la paz de la verdadera percepción.
2. Las siguientes variaciones de esta idea pueden ser útiles para las aplicaciones concretas:
2Esto no puede ocultar la luz que es mi voluntad ver.
3(Nombre], estás en la luz junto conmigo.
4En la luz esto se verá de otra manera.
3. (74) No hay más voluntad que la de Dios.
2Estoy a salvo hoy porque no hay más voluntad que la de Dios. 3Siento miedo sólo cuando creo que hay otra voluntad. 4Trato de atacar únicamente cuando tengo miedo, y sólo cuando trato de atacar puedo creer que mi eterna seguridad se ve amenazada. 5Hoy reconoceré que nada de esto ha ocurrido. 6Estoy a salvo porque no hay más voluntad que la de Dios.
4. Las siguientes son algunas variaciones de la idea que pueden ser útiles para las aplicaciones concretas:
2Permítaseme percibir esto en conformidad con la Voluntad de Dios.
3La Voluntad de Dios, así como la mía, es que tú, [nombre], seas Su Hijo.
4Esto es parte de lo que la Voluntad de Dios ha dispuesto para mí, independientemente de cómo yo lo vea.
Comentario
El repaso de hoy trata de la voluntad, la nuestra y la de Dios,
que son una.
El Curso nos anima a hacer
uso del poder de nuestra voluntad. Constantemente nos anima a elegir de nuevo,
y dice que “El poder de decisión es la única libertad que te queda como
prisionero de este mundo” (T.12.VII. 9:1). Podemos querer, o elegir, que haya
luz. Esto está de acuerdo con la Voluntad de Dios. Se puede decir que nuestra
única elección verdadera es decidir de acuerdo con la Voluntad de Dios, y
tenemos que tomar esta decisión una y otra vez hasta que nos demos cuenta de
que no hay otra voluntad y, por lo
tanto, ninguna elección real excepto entre la realidad y la ilusión.
En el repaso de “No hay más
voluntad que la de Dios” hay un interesante resumen de la evolución del error
del ego:
·
Creo que hay otra voluntad además de la de Dios.
·
A causa de esto tengo miedo.
·
A causa del miedo, intento atacar.
·
A causa del ataque, temo que mi propia seguridad
eterna está en peligro (pensando que Dios me atacará por ser un agresor).
La solución es simplemente
reconocer que nada de esto ha ocurrido. Abandona esta idea, date cuenta de que
no hay más voluntad que la de Dios, y el resto del error del ego desaparece.
Me gusta el modo en que las
dos ideas se aplican a cómo veo a las otras personas a mi alrededor: “(Nombre),
estás en la luz junto conmigo” (2:3) y “La Voluntad de Dios, así como la mía,
es que tú, (nombre), seas Su Hijo” (4:3). Una noche en nuestro grupo de estudio
en Sedona estábamos estudiando el Capítulo 14, sección V: “El Círculo de la
Expiación”. Toda la sección trata de ver a otras personas dentro del círculo de
paz, viéndoles incluidos, o viéndoles en la luz junto conmigo, como pone aquí.
En esa sección Jesús nos ruega: “Ocupa quedamente tu puesto dentro del círculo,
y atrae a todas las mentes torturadas para que se unan a ti en la seguridad de
su paz y de su santidad (T.14.V.8:6). Dice que éste es: “el único propósito al
que mi enseñanza te exhorta” (T.14.V.9:9).
Nuestro único propósito aquí
es despertar a todos al hecho de que están incluidos en la paz y la seguridad
de Dios porque no hay otra voluntad que la Suya. Imagínate saludar mentalmente
a todos con los que hoy te encuentres diciéndoles: “Estás en la luz junto
conmigo”. ¿Qué efecto tendría eso en ti? ¿O en ellos?
La Lección 109 dice que
tiene un profundo efecto, no sólo en las personas con las que te encuentras,
sino en todo el mundo, incluso aquellos que se fueron más allá de este mundo, y
aquellos que han de venir a él:
“En los
descansos que hoy tomas cada hora, una mente fatigada de repente se alegrará”
(L.109.6:1).
“Cada vez que
hoy descansas cinco minutos el mundo se acerca más a su despertar” (L.109.7:1).
“Hoy descansas
en la paz de Dios, y desde tu descanso exhortas a tus hermanos a que encuentren
el suyo y descansen junto a ti. Hoy serás fiel a tu cometido, al no olvidarte
de nadie e incluir a todos en el infinito círculo de tu paz, el sagrado
santuario donde reposas. Abre las puertas del templo y deja que tus hermanos
distantes y tus amigos más íntimos vengan desde los mas remotos lugares del
mundo, así como desde los más cercanos; invítalos a todos a entrar y a
descansar contigo” (L.109.8:1-3).
Hoy descansas
en la paz de Dios, tranquilo y sin miedo. Cada uno de tus hermanos viene a
descansar y a ofrecerte a ti su descanso. Descansamos juntos aquí, pues así es
como nuestro descanso es total, y lo que hoy damos ya lo hemos recibido. El
tiempo no es el guardián de lo que damos hoy. Damos a los que aún no han nacido
y a los que ya partieron, a todo Pensamiento de Dios, y a la Mente en la que
estos Pensamientos nacieron y en donde descansan. Y les recordamos su lugar de
descanso cada vez que nos decimos a nosotros mismos: "Descanso en Dios”
(L.109.9:1-6).
Maravillosas... Estas en la luz junto conmigo... Que la luz se haga para todos.
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