LECCIÓN 328
Elijo estar en segundo lugar para obtener el primero.
1. Lo que parece ser el segundo lugar es en realidad el primero, pues percibimos todo al revés hasta que decidimos escuchar la Voz que habla por Dios. 2Nos parece que sólo podemos alcanzar autonomía si nos esforzamos por estar separados, y que la manera de salvarnos es aislándonos del resto de la creación de Dios. 3No obstante, lo único que podemos derivar de ello es enfermedades, sufrimientos, pérdidas y muerte. 4Esto no es lo que nuestro Padre dispone para nosotros, y no existe otra voluntad que la Suya. 5Unirnos a Su Voluntad es encontrar la nuestra. 6Y, puesto que nuestra voluntad es la Suya, es a Él a Quien debemos acudir para reconocer nuestra voluntad.
2. No hay otra voluntad que la Tuya. 2Y me alegro de que nada que pueda imaginarme contradiga lo que Tú quieres que yo sea. 3Tu Voluntad es que yo me encuentre completamente a salvo y eternamente en paz. 4Y comparto gustosamente Contigo, Padre mío, esa Voluntad que Tú me otorgaste como parte de mí.
"COMENTARIOS A LAS LECCIONES" de Robert Perry y Ally Watson
Comentario
Esta lección nos dice que
nos planteemos elegir unir nuestra voluntad a la de Dios (1:5), parece una
especie de pérdida, someternos a algo fuera de nosotros. Parece ocupar el
“segundo lugar”. Parece servil o sumiso. Y en nuestra identidad equivocada como
ego, sentimos que la única manera de tener autonomía es hacernos independientes
de Dios y del resto de Su creación.
Vemos todo al revés (1:1).
Todo lo que encontramos al afirmar nuestra independencia es “enfermedades, sufrimientos, pérdidas y muerte”
(1:3). Somos como una rama intentando separarse de la vid. Si nos separamos de
la vid, morimos. Nuestra identidad no se pierde al unirnos a la vid, sino que
la encontramos porque no somos algo separado. Somos parte de Dios y parte de Su
creación, y únicamente al unirnos voluntariamente podemos descubrir nuestra
verdadera identidad. “Nuestra voluntad es la Suya” (1:6).
Elegimos “someternos”
a la Voluntad de Dios (que parece como ocupar el segundo lugar) porque al
unirnos a Él, ocupamos el primer lugar: uno con el Creador de todas las cosas
Maravilloso
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