LECCIÓN 301
Y Dios Mismo enjugará todas las lágrimas.
1. Padre, a menos que juzgue no puedo sollozar. 2Tampoco puedo experimentar dolor o sentirme abandonado o creer que no se me necesita en este mundo. 3Éste es mi hogar porque no lo juzgo, y, por lo tanto, es únicamente lo que Tú quieres que sea. 4Hoy lo quiero contemplar sin condenarlo, a través de ojos felices que el perdón haya liberado de toda distorsión. 5Hoy quiero ver Tu mundo en lugar del mío. 6Y me olvidaré de todas las lágrimas que he derramado, pues su fuente ha desaparecido. 7Padre, hoy no juzgaré Tu mundo. `
2. El mundo de Dios es un mundo feliz. 2Los que lo contemplan pueden tan sólo sumar a él su propia dicha y bendecirlo por ser causa de una mayor dicha para ellos. 3Llorábamos porque no entendíamos. 4Pero hemos aprendido que el mundo que veíamos era falso, y hoy vamos a contemplar el de Dios.
Comentario
El título de esta lección es
una cita del Libro de las Revelaciones de la Biblia, versos 7:17 y 21:4. Todos
hemos derramado lágrimas en nuestra vida, algunos más que otros. Años atrás,
cuando creía en el infierno, solía preguntarme cómo podría Dios enjugar mis
lágrimas cuando personas que yo conocía y amaba estaban en el tormento eterno.
Solía preguntarme cómo podía Dios ser feliz si la mayoría de Sus criaturas
habían sido agarradas por el demonio. Supongo que hacerme esas preguntas es por
lo que ya no creo más en esas cosas.
Pero ¿cómo puede Dios enjugar todas las lágrimas?
Cuando miramos a nuestro alrededor con nuestra percepción “normal” (deformada
por el ego), parece imposible no derramar algunas lágrimas, por lo menos, por
el sufrimiento y la injusticia de la vida y la muerte. La respuesta del Curso
es que ya no veremos con esa percepción, veremos con una nueva clase de visión.
“A menos que juzgue no puedo
sollozar” (1:1). ¿Cómo enjugará nuestras lágrimas? Eliminando todo juicio de
nuestra mente.
Miramos al mundo y lo
juzgamos. Lo juzgamos injusto y enemigo nuestro. Juzgamos que unos son los que
atacan y otros las víctimas. La mayoría de nosotros consideramos todo eso real. Si el pecado y el sufrimiento son
reales en el análisis final, entonces las lágrimas son inevitables. “Pero hemos aprendido que el mundo que veíamos era
falso” (2:4). No real, sino falso. Es una ilusión que hemos proyectado,
únicamente existe en mi mente. No puedo culparlo por mi sufrimiento porque el único
que me he atacado soy yo. El único que ha sido injusto soy yo. Estoy viendo en
el mundo un reflejo de lo que creo que he hecho en relación con Dios y con mis
hermanos, y nada más que eso. Cuando aprenda a perdonar al mundo y a aceptar la
Expiación para mí mismo, ya no veré el mundo de esa manera.
Me
parece que Jesús nos habla desde una posición elevada y me está incluyendo a mí
en esa posición. No creo que ya he aprendido la irrealidad del mundo todavía,
el mundo todavía me parece bastante real, y todavía lloro. El Curso me asegura
que una parte de nuestra mente (la única parte que de verdad es real) ya está
despierta, y ya sabe que el mundo que vemos es falso. Jesús representa esa
parte de nuestra mente que está despierta.
Sin
embargo, basado en las afirmaciones del Curso sé que: veré el mundo de esta
manera. Llegará el día en que:
No puedo
sollozar. Tampoco puedo experimentar dolor o sentirme abandonado o creer que
no se me necesita en este mundo. (1:1-2)
Puedo verlo así en cualquier
momento que lo elija, en el instante santo, y estoy aprendiendo a permitir que
mi percepción sea transformada de acuerdo con esa visión cada día más.
Si parece hipócrita repetir
la oración de la lección de hoy, diciendo: “hemos
aprendido que el mundo que veíamos era falso” (2:4), piensa de nuevo en esa
opinión. Puedes decir: “Pero no lo creo, todavía no lo he aprendido, ¿cómo
puedo decirlo?” ¡Por supuesto que no
lo crees! Por eso es por lo que estás haciendo la lección. Si ya lo creyeras,
no necesitarías la lección. Sólo durante un instante, deja a un lado tu
incredulidad. Imagínate cómo sería saber que toda la fealdad del mundo no es
real, que no es nada más que un mal sueño, un viaje feo y amargo, y que no ha
sucedido nada realmente, que no se ha perdido nada, y que nadie ha sido herido.
Sólo las imágenes proyectadas murieron, la realidad de la vida no ha sido
cambiada por el sueño. Sumérgete por un instante en ese estado mental. Esos
breves instantes serán suficientes para llevarte al hogar.
gracias, una vez mas
ResponderEliminarGracias gracias gracias
ResponderEliminarQue buena leccion y explicacion.gracias
ResponderEliminarHermoso graciaas!
ResponderEliminarGracias gracias gracias
ResponderEliminarExcelente comentario
ResponderEliminarGracias!