LECCIÓN 262
No dejes que hoy perciba diferencias.
1. Padre, tienes un solo Hijo. 2Y es a él a quien hoy deseo contemplar. 3Él es Tu única creación. 4¿ Por qué habría de percibir miles de formas en lo que sigue siendo uno solo? 5¿Por qué habría de darle miles de nombres, cuando con uno solo basta? 6Pues Tu Hijo tiene que llevar Tu Nombre, ya que Tú lo creaste. 7No permitas que lo vea como algo ajeno a su Padre o a mí. 8Pues él es parte de mí, así como yo de él, y ambos somos parte de Ti que eres nuestra Fuente. 9Estamos eternamente unidos en Tu Amor y somos eternamente el santo Hijo de Dios.
2. Nosotros que somos uno, queremos reconocer en este día la verdad acerca de nosotros mismos. 2Queremos regresar a nuestro hogar y descansar en la unidad. 3Pues allí reside la paz, la cual no se puede buscar ni hallar en ninguna otra parte.
"COMENTARIOS A LAS LECCIONES" de Robert Perry y Ally Watson
Comentario
Comentario
Para ir
en la dirección de no percibir diferencias, tengo que empezar a abandonar la
identificación con el cuerpo, tanto en identificarme a mí mismo con un cuerpo,
como en identificar a mis hermanos con cuerpos. La lectura para la semana dice
que “el cuerpo es una cerca” (L.pII.5.1:1). Muestra diferencias, grita muy
claro: “Yo soy diferente”. ¿Por qué cada cuerpo tiene diferentes huellas
dactilares, diferentes impresiones en la retina, diferentes tipos de ADN? ¿Cómo
es posible que en todos los billones de cuerpos, no haya huellas dactilares
iguales? Nuestro cuerpo dice: “Yo soy diferente. Soy único. Soy completamente
diferente a ti”.
El Amor
canta dulcemente: “Somos lo mismo. Somos uno. Compartimos una vida, y la
compartimos con Dios”. Es al único Hijo a quien hoy deseamos contemplar (1:1).
Las “miles de formas” son diferentes, la vida que compartimos es una. No
necesitamos despreciar al cuerpo para hacer esto. El cuerpo puede convertirse
en un medio para sanar la separación en nuestras mentes. Usamos el cuerpo para
manifestar nuestra unidad. Tocamos, abrazamos, nos cuidamos unos a otros, nos
ayudamos mutuamente. Usamos la
ilusión para deshacer la ilusión.
En cada
cuerpo que se presenta ante nosotros, vemos al único Hijo. “No permitas que lo vea
como algo ajeno a su Padre o a mí” (1:7). Cada uno de los que hoy veo forma
parte de mí, y yo de él, y los dos somos parte de Dios nuestra Fuente (1:8).
Ver esto es lo que significa no ver diferencias. Por supuesto, seguiré viendo
hombres y mujeres, altos y bajos, gordos y delgados, pobres y ricos, negros y
blancos y marrones y amarillos y rojos. Pero elijo mirar más allá de estas
diferencias hoy, y ver la igualdad, el Hijo único en el que todos somos
iguales, no diferentes.
Separación
significa diferencias, y las diferencias producen juicio y ataque. La visión de
nuestra igualdad y de nuestra unidad trae paz, “allí reside la paz, la cual no
se puede buscar ni hallar en ninguna otra parte” (2:3). Elegimos no dejar que
nuestra vista se detenga en las diferencias, sino ir más allá de ellas, a la
unidad. Miramos y decimos: “Éste es mi hermano a quien amo, parte de mí, amado
por Dios y parte de Dios junto conmigo. Juntos somos el santo Hijo de Dios”.
Muy bueno gracias!!
ResponderEliminarGracias.gracias,gracias...
ResponderEliminar" No permitas que lo vea como algo ajeno a su Padre o a mí. Pues él es parte de mí, así como yo de él, y ambos somos parte de Ti que eses nuestra Fuente." Que Jesús guié nuestra percepción para ver así a cada hermano con el que nos encontremos hoy, y muchísimas gracias por los comentarios.
ResponderEliminarPadre permíteme ver hoy a mi hermano de la manera en que tú me ves, como un padre ve a un hijo inocente, delicado único, amoroso sin herrores, inocente y recuerde que la luz e inocencia de mi hermano es la misma semana mia la misma tuya con que me creaste así es así ya es, gracias.
ResponderEliminarbuen día, gracias por la explicasion de la clase ...padre no permitas que yo vea diferencias.entre unos y otros que los vea tal como tu los creaste libres impecables e inocentes ...gracias...gracias..
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