LECCIÓN 251
No necesito nada más que la verdad
1. Busqué miles de cosas y lo único que encontré fue desconsuelo. 2Ahora sólo busco una, pues en ella reside todo lo que necesito, y lo único que necesito. 3Jamás necesité nada de lo que antes buscaba, y ni siquiera lo quería. 4No reconocía mi única necesidad.5Pero ahora veo que solamente necesito la verdad. 6Con ella todas mis necesidades quedan satisfechas, mis ansias desaparecen, mis anhelos se hacen finalmente realidad y a los sueños les llega su fin. 7Ahora dispongo de todo cuanto podría necesitar. 8Ahora dispongo de todo cuanto podría querer. 9Y ahora, por fin, me encuentro en paz.
2. Y por esa paz, Padre nuestro, te damos gracias. 2Lo que nos negamos a nosotros mismos, Tú nos lo has restituido, y ello es lo único que en verdad queremos.
"COMENTARIOS A LAS LECCIONES" de Robert Perry y Ally Watson
Comentario
Comentario
Si se
nos pidiera, cualquiera de nosotros podría sentarse ahora y escribir una lista
bastante larga de cosas que pensamos que necesitamos. Aunque sólo sean cosas
que ahora no tenemos, la lista sería bastante extensa. Por ejemplo, necesito
una mayor memoria en mi ordenador (¿y qué dueño de ordenador no lo necesita?),
necesito pijamas nuevos, necesito algún arreglo dental, necesito una nueva
estantería, necesito un colchón nuevo, necesito una caja de agua mineral,
necesito unos vaqueros nuevos, necesito una guitarra mejor.
En
distintos momentos de mi vida he creído que necesitaba casarme, o divorciarme.
Necesitaba un trabajo mejor. Necesitaba un coche nuevo, uno que no se
estropeara todo el tiempo. Necesitaba cambiar de casa. “Busqué miles de cosas y
lo único que encontré fue desconsuelo” (1:1). Conseguí la mayor parte de las
cosas que buscaba (pero nunca todo el dinero que necesitaba), pero nada de ello
me hizo feliz. Con todas las listas que pueda hacer de cosas que “necesito”
ahora, sé que ninguna de ellas me hará feliz tampoco.
La felicidad es una elección que yo hago. Nada más, nada menos.
Pienso
que el motivo por el que el Curso me atrae tanto es porque estoy totalmente de
acuerdo con cosas como esta lección. Bueno, todavía cometo el error de pensar
que algo que “necesito” me dará la felicidad, pero cuando me doy cuenta de
ello, por lo menos ahora sé que me estoy engañando a mí mismo. Cuando me paro a
pensar, puedo decir honestamente: “Ahora sólo busco una, pues en ella reside
todo lo que necesito, y lo único que necesito” (1:2). A veces me alejo de esa
única dirección, me engaño buscando algo más, pero continúo regresando a esta
necesidad única y principal, que es realmente lo único que necesito tener: la verdad. La verdad acerca de mí
mismo, acerca de Dios, acerca del universo. Lo que es real y eterno.
“Jamás
necesité nada de lo que antes buscaba, y ni siquiera lo quería” (1:3).
Normalmente lo descubría después de tenerlas. Recuerdo una noche, hace varios
años, en que estaba en casa sentado viendo la televisión solo. Tuve hambre, así
que me levanté para comer algo. Miré al helado en el frigorífico y pensé: “No,
no es eso lo que quiero”. Miré a la fruta, a las galletas, al queso, a las
palomitas de maíz, y con cada uno de ellos me encontré diciendo: “No, no es eso
lo que quiero”. Finalmente, devanándome los sesos, me quedé en medio de la
cocina y dije en voz alta: “¿Qué es lo que realmente quiero?” Y me golpeó como
una tonelada de ladrillos. Lo que de verdad quería era a Dios. Estaba sintiendo
una especie de vacío dentro de mí, y mi mente lo estaba traduciendo en un
antojo físico de algún tipo, intentando encontrar un modo de llenar el vacío
por medio de mi cuerpo. ¡De verdad me reí de buena gana! De repente me di
cuenta de que todas mis “necesidades” y todo lo que yo “quería” eran sustitutos
de lo único que necesitaba de verdad, que era algo que siempre tenía,
únicamente esperaba a que yo eligiera darme cuenta de ello.
¿Cómo
podemos estar alguna vez en paz, cuando toda nuestra vida está llena de una
lista sinfín de antojos? ¿No podemos darnos cuenta de que el antojo en sí mismo
es una forma de infelicidad? ¿No podemos
darnos cuenta de que cada cosa que creemos que necesitamos y que no tenemos es
una carga, un dolor constante en el fondo de nuestra mente, que nos mantiene alejados
de la paz? Lo que de verdad quiero es la paz. Lo que de verdad quiero es estar
en paz, contento con Quien yo soy. Quiero la realización. Quiero sentirme
pleno. Y estas cosas están disponibles en
este instante, siempre que las elija. Están garantizadas u ocultadas, no
por algo externo, sino por mi propia elección.
Y ahora, por fin, me encuentro en paz (1:9).
Y por esa paz, Padre nuestro, te damos gracias. Lo que nos negamos a
nosotros mismos, Tú nos lo has restituido, y ello es lo único que en verdad
queremos (2:2).
Hoy me identifique con tantas cosas materiales que quería y quiero, pero estakeccesta me recordó tener paz y no frustarne por lo que no puefp tener, te lo entrego padre aquello que no puedo tener trasforma esa ansia en mi paz interna que es tu misma paz..
ResponderEliminarbuen día .estamos en cuaresma en estos momentos y de paso en medio de una pandemia Mundial y mientras leía me sucedió que imagine que el Sr estaba con nosotros curando enfermos de la pandemia. y me di cuenta que necesitamos.fe en que esto va ah pasar como todo y saldremos bien librados de todo esto,y encontraremos nuestra paz....
ResponderEliminar