LECCIÓN 230
Ahora buscaré y hallaré la paz de Dios.
1. Fui creado en la paz. 2Y en la paz permanezco. 3No me ha sido dado poder cambiar mi Ser. 4¡Cuán misericordioso es Dios mi Padre, que al crearme me dio la paz para siempre! 5Ahora sólo pido ser lo que soy. 6¿Y podría negárseme eso cuando es eternamente verdad?
2. Padre, busco la paz que Tú me diste al crearme. 2Lo que se me dio entonces tiene que encontrarse aquí ahora, pues mi creación fue algo aparte del tiempo y aún sigue siendo inmune a todo cambio. 3La paz en la que Tu Hijo nació en Tu Mente aún resplandece allí sin haber cambiado. 4Soy tal como Tú me creaste. 5Sólo necesito invocarte para hallar la paz que Tú me diste. 6Es Tu Voluntad la que se la dio a Tu Hijo.
Comentario
“Fui
creado en la paz. Y en la paz permanezco” (1:1-2). En este Curso, Jesús nunca
se cansa de recordarnos que seguimos siendo tal como Dios nos creó. Lo repite a
menudo porque está claro que no lo creemos. Podemos creer que Dios nos creó en
la paz. Por supuesto, ¿cómo podríamos creer otra cosa? ¿Nos habría creado un
Dios de Amor en el sufrimiento y la agonía, en la agitación y confusión, en
conflicto y lucha? Así que la primera frase no es realmente un problema para
nosotros, podemos aceptar que Dios nos creó en la paz.
El
problema surge en nuestra mente con la segunda frase: “Y en la paz permanezco”.
Sinceramente, no lo creemos. De hecho estamos convencidos de saber lo
contrario. Tal vez esta mañana estoy angustiado por algo que sucedió ayer, o
preocupado por algo que puede suceder hoy o la semana que viene. En mi
experiencia, puedo mirar a toda una vida en la que ha habido muy poca paz, si
es que la ha habido. Algunos días parece como si la vida estuviese conspirando
contra mí para robarme la paz. Parece como si en la mayoría de los días en que
estoy ocupado, raramente tengo un momento de paz. Así que, ¿cómo puedo aceptar
esta frase: “Y en la paz permanezco”?
Me
parece increíble cuando el Curso insiste en que puesto que Dios me creó en la
paz, todavía debo permanecer en la paz. La lección dice que mi creación por
Dios tuvo lugar “aparte del tiempo y aún sigue siendo inmune a todo cambio”
(2:2). Me dice: “No me ha sido dado poder cambiar mi Ser” (1:3). Mi experiencia
de la vida en este mundo me dice lo contrario.
La
pregunta es: ¿A cuál voy a creer? ¿A la Voz de Dios o a mi experiencia? Una de
ellas debe ser falsa. Echa por tierra y es alucinante que toda mi experiencia
de este mundo ha sido una mentira, un error y una alucinación. Sin embargo,
¿cuál es la alternativa? En su lugar, ¿voy a creer que Dios es un mentiroso?
¿Voy a creer que su creación estaba llena de imperfecciones, y capaz de
corromperse? ¿Voy a creer que lo que Él quiso para mí fue derrotado por mi
voluntad? Sin embargo, esto es lo que debo
estar creyendo si insisto en que no estoy en paz en este momento.
Si Dios
no es un mentiroso y Su creación no tiene ninguna imperfección, entonces lo que
debe ser cierto es que mi propia mente me ha engañado y se ha inventado toda
una vida de experiencias falsas. Si estoy dispuesto a escuchar, esto no es tan
exagerado como suena al principio. De hecho, si observo mi mente, puedo cazarla
haciendo precisamente eso. Puedo cazarla y observar que veo lo que espero ver.
Puedo darme cuenta de que diferentes personas ven los mismos acontecimientos de
maneras diferentes. Recuerdo momentos en que creía entender las cosas muy bien,
y luego ver la situación dar la vuelta completamente con algún hecho nuevo que
se me había pasado por alto. Sólo necesito ver salir al sol, moverse por el
cielo, y ponerse, para darme cuenta de que mi percepción falla. No es el sol el
que se mueve, soy yo según la tierra da vueltas. Cuando la noche llega y el sol
se ha “ido” en mi percepción, el sol sigue brillando, es el mundo que le ha
dado la espalda a la luz.
¿Y si
mi aparente falta de paz no significa lo que pienso? ¿Y si la paz de Dios nunca
me ha abandonado, sino que sigue brillando, mientras que yo le he dado la
espalda? En el instante santo puedo descubrir que esto es la verdad. Sólo con
apartar mi mente de sus locas creencias en el malestar, puedo descubrir la paz
de Dios brillando dentro de mí ahora.
Gracias
ResponderEliminarNo solo alle La Paz que Dios me dio al nacer. También me enseñó a buscarla y proyectarla en todas las situaciones de cunfucion en mi vida. Gloria a Dios por su presencia siempre en las buenas y en las malas. Amen
ResponderEliminarGracias!! Estos comentarios siempre me ayudan s entender!!
ResponderEliminarbuen día cada día comprendo mas el amor de dios para con nosotros y permanezco en paz...amen
ResponderEliminarPrecioso! Gracias
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