Instrucciones para la práctica
Ver las
instrucciones para la práctica del Sexto Repaso
Comentario
El
Sexto Repaso dice: “Cada una de estas ideas por sí sola podría salvarte si
verdaderamente la aprendieses” (L.rVI.Int.1:3). Añade: “Cada uno de ellos
encierra dentro de sí el programa de estudios en su totalidad si se entiende,
se practica, se acepta y se aplica a todo cuanto parece acontecer a lo largo
del día” (L.rVI.Int.2:2). Me resulta fácil creer eso de la lección de hoy. Si
te gusta aprender de memoria (como a mí), esta lección es excelente para
añadirla a tu lista.
Es
importante fijarse en los cuatro verbos que se consideran como pasos para
aprender “el programa de estudios en su totalidad”:
Se entiende: Aunque
el Curso recomienda la experiencia muchísimo, y señala que una teología
universal es imposible (C.Int.2:5), no puedes pasar por alto el hecho de que
considera que la comprensión es muy importante. ¿Cómo podemos tener la
experiencia de una idea si no la entendemos? La comprensión se considera aquí
un paso fundamental. Antes de poder utilizar la idea “Deseo la paz de Dios”,
tenemos que entenderla. Dentro de la idea ( y claramente presentada en la
Lección 185) está el hecho de que en mi mente hay un pensamiento muy fuerte,
quizá no reconocido, de que no quiero la paz de Dios, y esto lo demuestra el
hecho de que no la siento. Sin embargo, ese pensamiento que se opone está
equivocado, y podemos rechazarlo cada vez que nos demos cuenta de él, y
sustituirlo con la verdad: “Deseo la paz de Dios”.
Se practica: Eso es
lo que estamos haciendo en estas lecciones del Libro de Ejercicios. Practicar.
Repetirlas a menudo. Pasando largos periodos de tiempo permitiendo que el
pensamiento se sumerja y se adentre en los lugares más escondidos de nuestra
mente.
Se acepta: Date
cuenta de que la aceptación viene después de la práctica. Al principio nuestra
mente no acepta la idea, incluso después de entender la idea. Cuando empezamos
a practicar, no aceptamos de verdad que queremos la paz de Dios. Pensamos que
queremos otra cosa, algo más, algo además de la paz de Dios. Volver a entrenar
nuestra mente necesita mucha práctica, hasta que empezamos a darnos cuenta de
que “la paz de Dios es lo único que quiero”.
Se aplica:
Habiendo aceptado la idea, podemos empezar a aplicarla a cada “aparente suceso”
diferente durante el día. Cuando nuestro coche nos deja tirados en medio del
tráfico: “Deseo la paz de Dios”. Cuando nos encontramos deseando una relación
más satisfactoria: “La paz de Dios es lo único que quiero”. Cuando nos sentimos
impulsados a conseguir alguna meta terrenal a cualquier precio: “La paz de Dios
es mi única meta”. Cuando pensamos que no sabemos qué hacer o a dónde ir: “La
paz de Dios es la mira de todo mi vivir aquí”. Y cuando nos sentimos impulsados
a satisfacer alguna necesidad de nuestro cuerpo: “No soy un cuerpo. La paz de Dios es lo único que quiero. Soy libre”.
Gracias,
Padre, por tu recordatorio de Tu paz hoy. No necesito nada más, y no quiero
nada más. ¡Que la lección de hoy se convierta en la idea central de mi vida,
para que pueda decir de corazón: “La paz de Dios es mi única meta”!
excelente explicacion muchas gracias. la paz de dios es mi meta.
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