Instrucciones para la práctica
Ver las
instrucciones para la práctica en el Quinto Repaso
Comentario
Párrafo 11 de
la Introducción al Quinto Repaso:
El
párrafo trata una vez más sobre los detalles de la práctica del Libro de
Ejercicios. No pretendo criticar este punto, pero como estoy siguiendo el
contenido de esta Introducción, la importancia no se la doy yo sino el Curso
mismo.
El
Libro de Ejercicios da mucha importancia a la repetición de las ideas que
presenta. La repetición es una de las técnicas fundamentales para el entrenamiento
mental que apoya. Si vamos a hacerlo como nos indica (y soy el primero en
admitir que me quedo muy corto en hacerlas) pasaremos cinco minutos por la
mañana y por la noche pensando en el pensamiento central, siendo mejor todavía
si dedicamos más tiempo, hasta media hora. Lo recordaremos cada hora, y
utilizaremos el pensamiento central: “Dios es sólo Amor y, por tanto, eso es lo
que soy yo”, para envolver los dos pensamientos que estamos repasando en el
día.
Ésta no
es una idea extraña o excesiva. La repetición de pensamientos espirituales es
frecuente en muchas religiones. Incluso me encontré con ello en el cristianismo
fundamentalista. Un maestro en una clase nocturna a la que asistí una vez en el
Instituto Moody de la Biblia en Chicago, en 1959, enseñaba a sus estudiantes lo
que él llamaba meditación bíblica. La idea general era aprender de memoria
versículos de la Biblia para tenerlos en la mente cuando fuera necesario, y
pensar en ellos durante el día: al levantarte, mientras ibas de un sitio a
otro, cuando te sentabas a hacer algo, cuando ibas en el tren o en autobús, y
de nuevo por la noche antes de dormir. Explicaba la meditación como: “Compartir
con el Señor Su propia Palabra, a modo de oración, y aplicándola a la propia
vida”. Este maestro afirmaba que este tipo de meditación había cambiado su vida
por completo.
También
cambió la mía. Con el tiempo me aprendí de memoria más de mil versículos de la
Biblia. Me sabía capítulos enteros de memoria, palabra por palabra. Estoy
seguro de que la práctica es lo que, finalmente, me llevó más allá de las
limitaciones del fundamentalismo.
Todavía
recuerdo una de las primeras veces que reservé un rato para meditar justo antes
de dormir. Me senté durante cinco o diez minutos, pensando en los versículos del
día, convirtiéndolos en una oración, uniéndome a Dios con ellos, aplicándolos a
mi vida. Luego me quedé dormido con las palabras todavía rondando por mi mente.
A la
mañana siguiente, me desperté y permanecí tumbado en ese estado medio despierto
antes de abrir los ojos. Y allí en mi mente, como un mantra, las palabras
seguían repitiéndose. Creí entonces, y lo creo ahora, que habían estado sonando
una y otra vez en mi mente durante toda la noche como un disco rallado. Aquella
mañana me desperté con una alegre explosión de fe, dándome cuenta de que estaba
alimentando a mi mente con pensamientos nutritivos.
Es
maravilloso encontrar las palabras del Curso surgiendo en tu mente de repente
durante el día, o cuando te despiertas. Pero eso no sucede con pocas repeticiones.
Sin la práctica de estos pensamientos, el disco rallado que da vueltas sin parar
en nuestra mente es algo muy distinto, porque ya hemos entrenado a nuestra
mente muy bien pero con los pensamientos equivocados. Se necesita un esfuerzo
consciente, elegir una y otra vez recordar los pensamientos del día y
repetirlos, pensar en ellos, y aplicarlos a nuestra vida. Éste es un curso en
entrenamiento mental, y “entrenamiento” significa “entrenamiento”.
Cuando
entremos con entusiasmo en el entrenamiento, habrá resultados. “Habremos
reconocido que las palabras que decimos son verdad” (11.5). Así que, recordemos
hoy, y a menudo, que “Sólo hay una vida,
y ésa es la vida que comparto con Dios”. Repitámonos continuamente a nosotros
mismos: “Tu gracia me es dada. La reclamo ahora”.
No te
desanimes si lo olvidas. Yo todavía lo olvido a menudo. Pero lo recuerdo más a
menudo que antes. Si hasta ahora no has hecho nada más que leer la lección por
la mañana, si hoy te acuerdas una sola vez a lo largo del día, o si dedicas
unos pocos minutos antes de dormir, dale gracias a Dios. Intenta acordarte una
vez más que ayer. Si ayer te olvidaste por completo, entonces decídete a
acordarte por lo menos una vez. Cada vez que te acuerdas es un gran paso
adelante.
El
párrafo del que trataremos mañana me recuerda que las palabras son sólo ayudas,
y que la práctica es únicamente un medio para producir una experiencia. No
hagas un ritual de la práctica, la experiencia es lo que cuenta.
Gracias y Bendiciones !
ResponderEliminarGracias!!
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